Sin embargo, en la época moderna y con el avance de la ciencia de la nutrición y la bromatología se sabe que algunos alimentos se pueden sustituir por otros. Lo cual significa que podríamos sobrevivir sin problema, por ejemplo: sin lácteos o sin carnes.
De hecho, disminuyendo el consumo de carne se reduce la ingesta de grasas saturadas, las responsables de procesos inflamatorios y el aumento del colesterol. Pero la teoría parece muy fácil, ya que si se realiza una dieta vegetariana o vegana, y esta no se estructura adecuadamente, podría propiciar el aumento de peso (presentando un exceso de hidratos de carbono o grasas) o generar carencias de algún nutriente (de algunas vitaminas, minerales o proteínas).
No se trata simplemente de aumentar el consumo de hidratos de carbono por el mero hecho de eliminar los alimentos de origen animal. Se debe aprender acerca de donde se encuentran las proteínas vegetales (además de las que contienen los huevos y lácteos en dietas vegetarianas) y saber si es necesario algún tipo de suplemento (la vitamina B12 es necesaria en todas las dietas veganas y en las vegetarianas con bajo consumo de huevos o lácteos).
Las dietas vegetarianas o veganas serían aptas para diabéticos siempre y cuando se adapten a cada persona, según su requerimiento, las raciones de hidratos de carbono, las proteínas y las calorías totales.